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Por cometer el "desliz"
de escribir con libertad
me vi en la necesidad
de emigrar de mi país.
Pero la vital raíz
de mis esfuerzos prolijos,
se afianzaron fuertes, fijos,
en la palabra bizarra
o en la voz y en la guitarra
de mis admirables hijos.
Ellos, en otros ambientes
siguen el mismo sendero,
y no cambian por dinero
sus ideales permanentes.
Son porfiados combatientes
que luchan con gesto adusto
esas tareas intensas
en que defienden con gusto
lo que es correcto y es justo
sin esperar recompensas.
Byron y Carlos, los dos
actúan de igual manera;
son de muy buena madera
por la bendición de Dios.
Siempre suelen ir en pos
del sentimiento cristiano
de dar su apoyo al hermano
en cualesquier situación
y cuando ofrecen su mano
la entregan sin condición.
Ambos tienen la pasión
que de algún gen heredé,
y con afán cultivé
en mi huerto de ilusión.
Hay en nuestro corazón
-lo afirmo con humildad-
amor a la humanidad
y en grados mas que ordinarios,
somos revolucionarios
por convicción y heredad.